Prevenciones para defectos congénitos según SSH
Por:
Erick Morales
01 de julio de 2024, a las 18:12
Los defectos de nacimiento o malformaciones congénitos son alteraciones que afectan al embrión o feto, interfiriendo con el funcionamiento normal del cuerpo y evitando que los recién nacidos se desarrollen de manera adecuada. A nivel mundial, las estadísticas indican que cada año fallecen 303 mil recién nacidos durante las primeras cuatro semanas de vida debido a anomalías congénitas. Los defectos más comunes y graves son los cardíacos, los del tubo neural y las anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down.
Esta afección puede provocar discapacidades crónicas con un gran impacto en los recién nacidos, sus familias y los servicios de salud.
Los defectos del tubo neural ocurren cuando la columna vertebral del feto no se cierra completamente, causando daños neurológicos en el bebé, como parálisis en los miembros inferiores, problemas urinarios o intestinales, entre otros. El mielomeningocele sigue siendo el defecto de tubo neural más frecuente, con una incidencia de 11.03 casos por cada 100 mil recién nacidos vivos (RNV), seguido por la anencefalia con 7.44, en la cual gran parte del cerebro y cráneo no se desarrollan.
En cuanto a defectos craneofaciales, el labio y paladar hendido sigue siendo el más común, con una incidencia de 28.7 casos por cada 100 mil RNV. Según la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH), en el estado, durante el 2023 se registraron casos de:
8 anencefalia (0.2 por cada mil RNV), 2 encefalocele (0.04 por mil RNV), 2 mielomeningocele (0.04 por mil RNV), 2 meningocele (0.04 por mil RNV) y 14 microcefalia (0.27 por mil NV)
En cuanto a defectos craneofaciales, se reportaron 2 casos de hidrocefalia, 21 de labio y paladar hendido, 1 de macrocefalia y 12 de microtia (malformaciones de las orejas).
La mayoría de estos casos son prevenibles o tratables, por lo que la SSH recomienda a las mujeres en edad fértil consumir 0,4 miligramos de ácido fólico diariamente, antes y durante la gestación, para reducir el riesgo de que los bebés nazcan con estos padecimientos. Aunque la función más conocida del ácido fólico es prevenir anomalías congénitas, esta vitamina del complejo B (B-9) es esencial para proteger los órganos, generar energía, replicar el ADN y prevenir la anemia.
La deficiencia de ácido fólico reduce las defensas del organismo, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades, y puede causar diarrea, encanecimiento del cabello, úlceras bucales, úlcera péptica, retraso en el crecimiento o hinchazón de la lengua. Por ello, es importante que la población en general consuma ácido fólico en cantidades adecuadas, preferentemente como un suplemento a partir de la adolescencia.
Las mujeres que toman la dosis recomendada diariamente, al menos tres meses antes de concebir y durante el primer trimestre del embarazo, reducen en aproximadamente un 70% el riesgo de que su bebé padezca defectos del tubo neural, que se forma durante el primer mes de embarazo. El folato, la forma natural del ácido fólico, se encuentra principalmente en verduras de hoja verde oscura, huevo, cereales, frijoles, lentejas y frutas cítricas, así como en algunos alimentos procesados como pan, pasta y cereales enriquecidos con esta vitamina.
El ácido fólico es hidrosoluble, lo que significa que se disuelve en agua y no se almacena en el cuerpo, por lo que se necesita un suministro continuo para mantener sus niveles óptimos en el organismo. Como parte de la estrategia de prevención y promoción de la salud de la mujer, los centros de salud y hospitales del sector salud distribuyen ácido fólico de manera gratuita y promueven su consumo regular entre mujeres de entre 12 y 45 años.
Finalmente, la SSH, dirigida por Vanesa Escalante Arroyo, recomienda a las mujeres que planeen embarazarse o estén en el inicio del embarazo acudir a su unidad médica más cercana para cuidar su salud y la de su bebé mediante una alimentación saludable y el consumo de suplementos vitamínicos como el ácido fólico bajo supervisión profesional.