En una escalada de la ofensiva militar en Yemen, Estados Unidos llevó a cabo una segunda ronda de ataques aéreos contra los rebeldes hutíes, un día después de una operación conjunta con las fuerzas británicas que bombardearon numerosas posiciones de la milicia. Los ataques recientes han elevado las preocupaciones sobre una creciente tensión en la región de Medio Oriente.

El Pentágono informó que las fuerzas estadounidenses atacaron una instalación de radar hutí en respuesta a las amenazas chiítas, respaldadas por la milicia en apoyo a Hamas en medio del conflicto en Gaza. La acción militar se produjo como reacción a las amenazas contra la navegación marítima en el mar Rojo.

Un funcionario de Washington confirmó que la instalación de radar la seleccionaron como objetivo estratégico para neutralizar la capacidad de los hutíes de amenazar la seguridad marítima en la región.

Previo a este ataque, los rebeldes hutíes llevaron a cabo un ataque con misiles contra un barco, justificándolo al señalar que los intereses británicos eran «objetivos legítimos». En respuesta, el Consejo Político Supremo Huti declaró que todos los intereses estadounidenses y británicos se han convertido en «blancos legítimos» tras la «agresión directa y declarada» contra Yemen.

Estados Unidos y el Reino Unido emitieron un comunicado conjunto asegurando que sus ataques tenían como objetivo desescalar las tensiones y restaurar la estabilidad en la zona marítima afectada. La situación actual en Yemen sigue siendo motivo de preocupación internacional, con observadores atentos a los desarrollos subsiguientes en esta creciente crisis.