Cinismo: La Estrategia Política de Exgobernadores Priístas
Por:
Eduardo Sanchez
12 de febrero de 2024, a las 12:25
La política mexicana, siempre permeable a giros inesperados, presencia ahora un juego de desesperación por parte de figuras políticas previamente establecidas. Es el caso de los ex gobernadores priístas Francisco Olvera y Rubén Moreira, quienes, en su intento por mantenerse relevantes en el escenario político, han optado por un enfoque controvertido: el de utilizar la problemática de la inseguridad como plataforma para ganar simpatizantes.
Ambos ex funcionarios han lanzado críticas públicas y a través de redes sociales, sugiriendo que las autoridades estatales ocultan cifras de inseguridad y la presencia de fosas clandestinas. Sin embargo, se recibe este enfoque con escepticismo por parte de la opinión pública, dada la falta de credibilidad que enfrentan estos ex gobernadores.
El caso de Francisco Olvera merece una revisión minuciosa para entender su posición actual. Durante su gestión como gobernador de Hidalgo, Olvera enfrentó críticas por su aparente pasividad frente al creciente problema del crimen organizado en la región. La presencia de grupos como Los Zetas en el estado generó una ola de violencia que impactó directamente a la ciudadanía, mientras Olvera, según se señala, optaba por minimizar la situación y evitar enfrentarla de manera frontal.
Un hecho emblemático durante su mandato fue la emboscada en la que perdió la vida Marcos Souverbille, entonces Director de Seguridad Pública del Estado. Este trágico evento evidenció la penetración del crimen organizado en la entidad, algo que Olvera parecía negar o minimizar. Incluso se le acusó de recibir financiamiento del mismo grupo delictivo para su campaña política, lo que plantea serias dudas sobre su compromiso real con la seguridad ciudadana.
Además, durante su mandato como alcalde, cientos de policías municipales fueron detenidos por presuntos vínculos con Los Zetas, revelando la profundidad de la infiltración del crimen en las instituciones locales. Sin embargo, Olvera no emprendió acciones contundentes para enfrentar esta problemática, lo que pone en entredicho su actual discurso crítico sobre la inseguridad en el estado.
En conclusión, la estrategia de Olvera y Moreira de utilizar el tema de la inseguridad para ganar respaldo político parece más un acto de desesperación que una genuina preocupación por el bienestar de la ciudadanía. Sus pasadas acciones, o la falta de ellas, han minado su credibilidad y los dejan en una posición vulnerable frente a críticas y señalamientos sobre su gestión. La historia reciente de sus respectivos mandatos deja en claro que la soga a la que se aferran ahora puede convertirse en su propia trampa política.