Con la Semana Santa en el horizonte, es importante recordar que «La Última Tentación de Cristo», dirigida por Martin Scorsese y basada en la novela de Nikos Kazantzakis, no es una representación convencional de la historia de Jesucristo. Publicada en 1953, la obra de Kazantzakis se le considera radical por algunas instituciones religiosas debido a su enfoque no tradicional de la figura de Jesús y sus discípulos.

Cuando la película se estrenó en 1988, provocó una considerable controversia debido a su representación de Jesús y varios elementos de la historia. La narrativa se aparta de la historia evangélica tradicional, explorando las dudas y la confusión de Jesús sobre su papel como hijo de Dios, así como su sensualidad. También cuestiona las ortodoxias establecidas durante mucho tiempo, como las representaciones de los discípulos y María Magdalena.

«La Última Tentación de Cristo» no escatima en representaciones gráficamente violentas, con abundante sangre, brutalidad, gritos de angustia y muerte. La desnudez frontal, tanto masculina como femenina, aparece en varias escenas, a veces acompañada de actividad sexual frenética. Estas representaciones pueden resultar perturbadoras para el público de cualquier edad y no están destinadas a los niños.

A pesar de la controversia, la película ofrece una exploración única y provocativa de la figura de Jesucristo y sus luchas internas. La dirección magistral de Martin Scorsese y la destacada actuación de Willem Defoe como Jesús hacen de esta película una experiencia cinematográfica impactante y reflexiva, especialmente adecuada para la observancia de la Semana Santa.

Es importante que las familias estén informadas sobre el contenido y la naturaleza de «La Última Tentación de Cristo» antes de decidir si es apropiada para su visualización durante esta temporada religiosa. La película invita a la reflexión y al debate sobre la figura de Jesucristo y su legado, pero también puede generar fuertes reacciones debido a su representación provocativa y controversial.