Alejandro Chapey Ramírez, actual síndico Hacendario en el gobierno local, está en boca de todos debido a los rumores que lo señalan como candidato de Grupo Universidad para la presidencia municipal en las próximas elecciones, bajo el estandarte del Partido del Trabajo (PT). Esta noticia ha desatado reacciones encontradas en la comunidad, poniendo en entredicho su madurez política, así como su moral y convicciones.

El hecho de que un funcionario público en ejercicio busque la candidatura a un cargo de elección popular ha generado ciertas suspicacias y cuestionamientos sobre su ética y compromiso con su actual responsabilidad. La figura del síndico Hacendario conlleva una serie de deberes y obligaciones en la gestión de los recursos financieros del municipio, y su incursión en una contienda electoral podría interpretarse como una distracción de sus funciones y una falta de compromiso con el cargo que actualmente ocupa.

Además, la elección de Chapey Ramírez como candidato de Grupo Universidad y del PT se calificó por algunos como un síntoma de inmadurez política. El aprovechamiento de su posición como funcionario público para buscar una candidatura puede interpretarse como una estrategia oportunista, más que como una expresión de un compromiso genuino con el servicio público y el bienestar de la comunidad.

Sin embargo, más allá de las consideraciones políticas, la decisión de Chapey Ramírez también ha generado controversia en términos morales y éticos. Algunos críticos argumentan que su postulación como candidato mientras aún ostenta un cargo en el gobierno local revela una falta de coherencia y compromiso con sus principios y convicciones. Se cuestiona si un individuo capaz de buscar el poder político de manera tan oportunista pueda considerarse como un líder íntegro y digno de confianza.